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Entrevista a Guillermo del toro (La Jornada, México)
“Me parece que la política es el monstruo más grande que existe, y no sólo en México, también en el mundo. Vivimos una época muy oscura; estamos como en la Edad Media, con países que al menor pretexto invaden. A nivel global hay una impunidad enorme”, asegura en entrevista con La Jornada Guillermo del Toro, quien se encuentra en México para promover la segunda parte de la saga de su héroe, Hellboy, que se podrá ver en México a partir del próximo 12 de julio.

Hellboy 2: el ejército dorado es la cinta que Del Toro más ha disfrutado en su lista de éxitos en Hollywood, como afirmó previamente en una conferencia. La película, basada en el cómic Dark horse, de Mike Mignola, se estrenará con 600 copias en nuestro país. En esta ocasión, el realizador aborda el rompimiento de una tregua entre los seres humanos y el reino de lo fantástico, “lo que desata una relación tensa que podría hacer desaparecer la vida en la Tierra”.

Antes de tratar el tema de Hellboy, Del Toro pidió dejar para otra ocasión todo lo relacionado con el proyecto The hobbit – antecedente de El señor de los anillos–, pues se encuentra en preproducción y “no hay mucho que contar al respecto”.

Realidad y verdad

Lo que tiene aquí al director es la “última película” de superhéroes que dirigirá, aunque no descartó producir. Pudiera ser que para el cineasta, Hellboy sea catarsis, la creación de una mitología, pero “debe de existir una carencia brutal en la humanidad y a un buen nivel para tener que imaginar todas estas criaturas desde que era niño y conservarlas a mis más de 40 años. Pinche sorgatón, todavía imaginándome todas estas pinches mariguanadas. Sin duda, los monstruos me nutren de una suerte de cosmología primordial. Entiendo al mundo y sus cosas mediante las fábulas o los seres mágicos; en ese sentido es que digo, con certeza, que me interesa proyectar en mis cintas más la verdad que la realidad.”

–¿Eres un hombre que escapa de la realidad?

–Soy un firme creyente de que la gran mayoría de las creaciones fantásticas no son una evasión, más bien son una interepretación de la realidad; hay una diferencia. Sí, hay fantasías escapistas, pero para mí, en una gran mayoría, se trata de reconstrucciones, de reinterpretaciones y de decodificaciones de la realidad.

–Esa efigies, ¿pueden ser inconográficas en el sentido personal? Una vez dijiste que preferirías una gárgola que a una virgen teniendo orgasmos.

–Claro, las prefiero mil veces. Cuando visito una Iglesia me intereso mucho más por buscar los detalles grotescos que ponerme a ver a Santa Teresa en su quinto orgasmo. Me es más interesante ver a una gárgola, que tiene más misterio, que estos santos en éxtasis; éstos son infalibles y las otras son defectuosas, y yo adoro esto último.



–Hay una deshumanización en el mundo. ¿Crear a héroes y monstruos te acerca a una visión más humana?

–Lo interesante de la cinta para mí es que el el héroe esté lleno defectos y errores. En la historia de la película el que tiene la razón es el villano, aunque esté en desacuerdo con sus métodos (de la guerra, que para mí no es una solución, sino un problema más grande). Pero estoy de acuerdo con lo que expone sobre la humanidad. En cambio, los héroes de la historia consistentemente cometen errores muy humanos. Entonces lo que me interesa es humanizar este subgénero del súperhéroe y falibilizarlo.

José José y Barry Manilow

–Y si se puede mexicanizarlo.

–La Tecate es infalible (Hellboy se pone medio pedo con tecates light). No era ex profeso el propósito, pero sin duda no creo que haya muchos directores gringos que estuvieran inclinados a poner a los héroes tomándose una chela y cantando.

“Las películas de súper héroes deben mostrar también otras situaciones, por eso me atrae su cotidianidad; todo eso que sucede cuando no están salvando al mundo; las escenas enternecedoras y los pequeños momentos íntimos de sus personajes.”

Por eso, una de las escenas que más gustaron al cinerrealizador jaliscience es aquella donde Hellboy (Ron Perlman) y Abe (Doug Jones) interpretan un tema de Barry Manilow. “Es obvio que dos personajes como ellos jamás hubieran cantado una canción de él. Todo mundo puede ser intelectual, leer a (Marcel) Proust y escuchar a Vivaldi, pero llega el momento en que un buen José José y José Alfredo Jiménez o en su defecto, en inglés, un Barry Manilow, siempre se escuchan en privado, y se echa una lágrima”, aseguró.

–¿Tienes héroes nacionales?

–El que más me prendía de los cómics mexicanos era uno francés: Fantomas, que cuando lo coincibieron en editorial Novaro fue galo. La verdad, tengo como 300 ejemplares de Fantomas; eso está de poca madre. El otro día en Londres conseguí, luego de 40 y tantos años, un libro de vampirismo que había visto citado en un cuento de Fantomas.

–¿Crees que haría falta un héroe para una sociedad como la mexicana, tan convulsionada, que pusiera en orden tanto a políticos corruptos como a empresarios voraces?

–Y además a la escuela de capacitación de tortura en León, Guanajuato... Una de las máximas de los griegos es: “si quieren buena política, no se preocupen por elegir a buenos políticos, sino a crear buenos ciudadanos”. Hay un descomposición social que comienza en nuestro coche, en nuestra casa, en la intimidad más grande.

Se le recordó que en su anterior visita insistió en apoyar a los cineastas nacionales y buscar consensos con el gobierno, los legisladores, la comunidad, y responde: “en lugar de pasos para delante fueron para atrás. Hay gente que dice que hay cosas más urgentes que el cine y les digo: ‘tienen razón, pero tampoco las están resolviendo’. Si me dijeran que van a resolver lo del campo y el arte a la chingada, está bien; pero si no resuelven nada y los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres, que es lo que más se evidencia, no entiendo”.

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