Cinemorelia

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Cinemorelia

El gran quiebre de las normas impuestas quedaba atrás. Los años setenta se iban y le dejaban paso a los ochenta con un quiebre en la historia del cine. Los setenta le dejaron al cine una brecha donde todo eso de lo que no se podía hablar, se comenzaba a mostrar en pantalla. Todo eso que generaba silencios, se decía. La época del libertinaje invadía Hollywood con una fuerza arrasadora y contagiaba a la mayoría de los que vivían en ella. Estados Unidos abría la puerta a las ideas nuevas, esas que, en la década pasada se habían hecho ver con timidez, ahora se hacían sentir a toda fuerza. Casi sin censuras. Casi sin rechazos. La gente ya no quería ver mas “supuestos”, y pretendía ver “escenas explicitas” que marcaran sus días. La gente estaba preparada, ya que luego de algunas obras maestras como El Exorcista (The Exorcist – 1973), Alien (Alien, el octavo pasajero – 1979) o La Profecía (The Omen – 1976), por solo nombrar algunas, la década del 80 prometía un cambio en sus películas, tanto en los efectos, como en sus guiones y, sobre todo, en sus aspectos visuales y narrativos. The Lost Boys es una obra maestra del, a mi parecer, disparejo director Joel Schumacher, que logro convertirse con los años en una película casi de culto, no tanto por lo bueno del producto si no por la veracidad de lo que se mostraba en cuanto a la sociedad y su decadencia. Con la producción ejecutiva de un experimentadísimo Richard Donner (quien supo dirigir con éxito films como The Omen, Superman I & II, The Goonies, la cuatrilogia de Lethal Weapon, Maverick, Assassins, Timeline y 16 Blocks, por solo nombrar sus mas conocidas) la película contenía un aire completamente oscuro, potenciado no solo por el vampirismo presente en la cinta sino por el guión mismo, que sin quererlo, producía una acongojante y asfixiante sensación. Algo bastante particular del director en la mayoría de sus películas, en la importancia de los temas elegidos para cada escena o situación, y, como esta cinta no es la excepción, se hace bastante hincapié en la música como respaldo de las imágenes mostradas, exponiendo grandes temas de la época. El vampirismo, para aquellos que estén acostumbrados a apreciar este género, se presentara distinto a sus anteriores exponentes, ya que carece de todo glamour imaginable. Los vampiros son menos sofisticados y mas sueltos, donde no se busca esconder su raza, sino que por el contrario, se festeja y se da gracias de ser así. Como decíamos antes, el gran aporte social que tiene la cinta se ve reflejado en los vampiros principales, que lejos de vestir costosos trajes, comparten una moda muy “de moda” por aquellos años, que los hacían parecer fanáticos de un movimiento neo-punk extremo. La dinámica narrativa en muy interesante, ya que comienza dando datos y situaciones importantes desde un principio, paseándose entre los géneros de la comedia y el terror en dosis parejas. La estructura, por su parte, se ve un tanto afectada por no tener un hilo conductor fuerte que le de peso y continuidad a las escenas, ya que estas se ven como una clara consecuencia del simple paso de los minutos y no como el resultado de una trama pensada para la historia. Aunque, sin perder pisada, la historia también es bastante sosa y algo predecible, con una fuerte dosis de escenas que parecen de películas infantiles, que le dan un aire cómico al film, aunque de una manera bastante aniñada que puede resultar absurdo para estar contenido en una película de terror. Las actuaciones están muy bien y a la altura de la cinta, y mas allá de que haya algunos personajes sobreactuados, todo cierra en base al producto.

La historia cuenta sobre una madre y sus dos hijos que se mudan a un pueblo de la costa de los EE.UU. Allí, el hermano mayor, persiguiendo a una joven hermosa, conoce a un grupo de vagos que lo intentaran convertir en vampiro y que sea uno más de ellos. Por otro lado, el hermano menor, conoce a dos niños que están al frente de una tienda de comics, que dicen ser cazadores de vampiros y saben sobre todo este tema. Los dos hermanos, y estos dos niños cazadores, juntaran sus fuerzas para combatir a los vampiros e intentar descubrir quien es el vampiro original que acecha en la ciudad.

La dirección, como ya dijimos antes, esta a cargo de Joel Schumacher, quien ha tenido películas excelentes como Flatliners o 8MM y que ha hecho desastres mundiales como Batman Forever y Batman & Robin, por solo poner algunos ejemplos. Actúan los por ese entonces novatos Jason Patric (Narc, Speed 2: Cruise Control, Sleepers), Kiefer “24” Sutherland (Young Guns & Young Guns II, Flatliners, Dark City), Corey Haim (Silver Bullet, License to Drive, Blown Away), Jami Gertz (Twister, Crossroads, Jersey Girl) y Corey Feldman (Gremlins, The Goonies, Stand by Me), quien por ahora es el único convocado para la secuela en post producción llamada Lost Boys 2: The Tribe, con salida directa a video.

Esta película de 1987 supo convencer por su rapidez y su temática, destacándose de otras películas del género de la época. La película que prácticamente “lanzo al éxito” a Kiefer Sutherland, regala en sus escenas temas míticos como “People Are Strange” de The Doors, “Walk this Way” por Aerosmith y Run-D.M.C. y “Good Times” por INXS. Una película recomendable para fanáticos del genero y melancólicos y nostálgicos ochentosos, que merece tener una buena remake con efectos de hoy en día, actores de hoy en día, y por que no, algún cameo de sus protagonistas originales.

Lucas Robledo.

Puntuacion: 7/10






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