James Cameron, ese canadiense insaciable de creatividad ha trabajado por años en su nuevo bebé cinematográfico: Avatar. ¿Qué podemos decirdel señor Cameron?
Un director que se destaca de la mayoría por evolucionarse él mismo y evolucionar la industria fìlmica, con historias de lo más inovadoras, despliegue visual cada vez más sorprendente, proyectos potenciados en producción. Con Terminator (1984) pudimos ver su carta de presentación personal, con Aliens (1986) conocimos una de las pocas segundas partes más memorables del cine, el Abismo (1988) nos mostró lo bien que puede manejar una de sus más fuertes obsesiones: el mundo submarino profundo. T2 (1992) fué un estigma para los efectos especiales nunca antes vistos en las salas de cine. Titanic (1996) también logró lo suyo en su época, pésele a quien le pese. Próximamente lo veremos en acción con una adaptación de las obras más pequeñas pero populares del anime cyberpunk japonés: Battle Angel Alita (2011).
Con un historial así nos hace pensar sin duda que Avatar pueda convertirse en un clásico instantáneo de la ciencia ficción moderna, más allá del diseño de producción (que luce estupendo hasta ahora en los cuentagotas que hemos recibido como prueba del filme), cameron se atreve a exhibir a Avatar totalmente en tecnología Real-D (3D), cosa que actualmente solo aprovechan películas generadas con renderizaciones y que otras (Lost world, spy kids, etc.) demostraron ser sólo un juego estilo viewmaster.
Avatar promete al espectador entrar en la piel del protagonista (irónicamente, ése es el tema principal), y explorar un mundo fantástico equiparable con nuestro propio planeta.
Con un mensaje ecológico-social-tecnológico, el Avatar de Cameron se estrenará a finales de este año en las salas de proyección, y cómo no, podría también cambiar de nuevo la forma de ver cine, ya lo ha demostrado antes.
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